Cuando tus pasos te lleven a la Sierra de Aracena,
un buen lugar para encontrar solaz
es el tranquilo pueblo de LINARES DE LA SIERRA
que esquivo se aparta de los viajeros
en el fondo de un valle solanero
rodeado de huertos, encinas y senderos.
Iglesia feudal domina
sobre el caserio popular
laberínticas calles empedradas
jalonadas de petreos felpudos
que, a modo de heráldicos escudos,
en la puerta de cada hogar
dan al caminante la bienvenida.
Coqueta plaza taurina presidida
por el alcornoque torero,
paseando te embelesa el gorgoteo
de varias y refrescantes fuentes
y de dos hermosos lavaderos;
imposible evitar
echar un trago, mojarse entero
los brazos y la faz.
El paisanaje, llano y sencillo
el paisaje, verde encina, verde pino,
no da tregua al hormigón ni al ruido.
Solo entre los huertos,
otrora alimento de éste y otros pueblos,
escuchas mil y un trinos.
Y en medio de este remanso de paz
es grato encontrar a María José y su hammam
para descansar el cuerpo y reposar el alma,
dar lustre y sacar brillo
a lo que la rutina y el estrés
se encargó de hacer desfallecer.
Hospedarse en los apartamentos LA MOLINILLA,
chisporroteante chimenea, cama mullida,
ventanal sobre una sinfonía
de aromas, colores y alegría.
Dejarse llevar por el discurrir del día,
vida sencilla, todo armonía
que en esta villa enjalbegada
y de estrellas coronada
aún es posible saborear la vida.
Buena y precisa definición María José.No hay mejor escenario campestre que Linares con esos apartamentos asomándose a las huertas y el trinar de los pájaros como único elemento para hacer mas palpable el silencio.
ResponderEliminarUn saludo
Pedro Santos